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Volcanes

Volcanes

Los volcanes son puntos de la corteza terrestre que se rompen y permiten la erupción de lava, ceniza, roca y gas durante los periodos de actividad sísmica.

Normalmente se encuentran a lo largo de los bordes de las placas tectónicas que se asientan sobre la litosfera. Cuando se producen cambios en la presión y densidad en la cámara magmática situada bajo el volcán, puede obligar a ascender a la lava y rocas de menor densidad, en ocasiones de manera explosiva. Más del 75 % de los volcanes activos se encuentran en el «Cinturón de Fuego» del Pacífico, una serie de volcanes y fosas oceánicas donde se unen distintas placas. El Cinturón de Fuego se extiende desde la costa occidental de América del Sur, Central y del Norte y llega hasta la costa este de Rusia, China y todo Japón, las Filipinas y muchas islas en el océano Pacífico Sur.

Si bien muchos volcanes están situados bajo el océano, los que se encuentran en tierra entrañan más peligro para la vida en función de su cercanía a zonas habitadas y la intensidad de la erupción. El monte Vesuvio en Italia es un famoso ejemplo histórico y moderno: el volcán destruyó dos ciudades hace dos mil años y, en la actualidad, millones de personas viven todavía en las proximidades de este volcán activo.

Los volcanes suelen clasificarse como activos, inactivos o extintos en función de su nivel de actividad. Determinar si un volcán está activo o no puede ser difícil, ya que los volcanes pueden estar activos bajo la superficie sin presentar signos externos de dicha actividad en la superficie. Los registros históricos son importantes en este sentido, ya que los volcanes que han entrado recientemente en erupción tienen, en general, mayores probabilidades de hacerlo de nuevo, pero pueden pasar años o siglos entre periodos de actividad.

La lava y rocas suponen una amenaza física inmediata para la zona en torno al volcán en erupción, destruyendo cualquier cosa a su paso, pero no son los únicos peligros que entraña un volcán. El gas emitido por los volcanes, a menudo dióxido de azufre, es tóxico y entraña peligros respiratorios si hay personas o animales cerca. La ceniza volcánica a menudo se extiende a kilómetros de distancia empujada por el viento y, además de los riesgos respiratorios, también supone un riesgo para los aviones, ya que las finas partículas de la ceniza pueden dañar sus equipos.

Cuando un volcán muestra señales de una erupción inminente, a menudo se evacua a todos los residentes cercanos como medida de precaución y se establece una zona de exclusión aérea.

Los satélites se utilizan para observar volcanes activos, obteniendo imágenes ópticas y de radar de una erupción y evaluando los daños causados por la lava y las rocas en la zona circundante. También se monitoriza la nube de cenizas para determinar si alguna persona que viva en su camino puede correr riesgos.

Los datos de radar se utilizan asimismo en estudios a largo plazo de volcanes que permiten a los científicos estudiar los movimientos del suelo que pueden indicar actividad sísmica y, por lo tanto, una posible erupción.

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Análisis del cambio de Calbuco Erupción del volcán de Chile

Acquired: Sentinel-1: 14/04/2015 y 26/04/2015
RapidEye: 04/03/2015 y 23/04/2015
Source: RapidEye / Sentinel-1

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PRISM imágenes del volcán de Fuego

Acquired: 04/02/2011
Source: ALOS - Sensor: PRISM

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